España despide a uno de los grandes del cine popular. Mariano Ozores, el hombre que llenó salas de cine durante décadas a base de risas, ha fallecido a los 98 años en su domicilio de Madrid. Fue un nombre imprescindible en el cine español del siglo XX y un referente del humor que supo conectar como pocos con el público.
Ozores nació en Madrid en 1923, en una familia profundamente ligada al mundo del espectáculo. Sus hermanos, José Luis y Antonio, también fueron actores muy conocidos, y su hija Adriana Ozores y su sobrina Emma han continuado con esa herencia artística.
Durante más de cinco décadas de carrera, Mariano Ozores dirigió 96 películas. Con esa cifra se convirtió en uno de los cineastas más prolíficos de nuestro país. Su cine fue popular, directo y pensado para el entretenimiento. Fue el gran cronista del humor de barrio, del español medio, de los líos cotidianos, del “destape” y de los cambios sociales que vivió España durante la Transición.
Trabajó con todos: Concha Velasco, José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Lina Morgan, Gracita Morales, Florinda Chico, Esteso y Pajares… El reparto más brillante del cine cómico español pasó por sus películas.
Solo en 1982 dirigió seis películas, una muestra de su ritmo de trabajo imparable y de la confianza que tenían en él las productoras. Porque Ozores garantizaba una cosa: que la gente iría al cine. Títulos como Los Bingueros, Yo hice a Roque III, Todos al suelo o Agítese antes de usarla marcaron a toda una generación.
Su humor, aunque hoy muchas veces visto como parte de otra época, fue un reflejo fiel de lo que vivía la sociedad. Sus películas parodiaban la actualidad, los cambios políticos, el matrimonio, el trabajo, los tópicos… Todo pasaba por su lente con un enfoque festivo, irreverente y accesible.
En 2016 recibió el Goya de Honor, un premio que celebró rodeado de sus hijas y de toda la profesión en pie, reconociendo una trayectoria tan amplia como única. “Se lo debo todo al público. Entre yo y el público, siempre elijo al público”, dijo aquella noche, dejando claro que su cine siempre tuvo una sola prioridad: hacer reír.
Además del cine, también tuvo un papel importante en los inicios de la televisión pública en España, donde fue director de programación de TVE, en una etapa en la que el medio aún daba sus primeros pasos.
Mariano Ozores no solo hizo películas. Hizo historia. Su legado no está en los premios, sino en las carcajadas compartidas. Se va uno de los grandes. Pero su cine, sus personajes y sus diálogos seguirán viviendo donde siempre quiso estar: en el corazón del público.
