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7 estrategias para dejar de pensar demasiado en el trabajo

Cuando el trabajo es estresante, es natural obsesionarse, pensar demasiado o analizar en exceso.

Es posible dejar de pensar en el trabajo. Fuente: Getty

Dar tantas vueltas a las cosas puede acabar provocando aún más estrés. Y esto puede crear un círculo vicioso que lleve a pensar aún más. Sin embargo, es posible dejar de pensar en el trabajo y encauzar los pensamientos hacia una vía más positiva.

Es inteligente controlar el estrés, ya que este aumenta constantemente. También es inteligente controlar los pensamientos, ya que estos tienen un gran impacto en el bienestar general. Aquello en lo que nos centramos tiende a consumir nuestra energía. Como dijo Epicteto: «Te conviertes en aquello en lo que pones tu atención».

Cómo dejar de pensar en el trabajo

Entonces, ¿cómo puedes controlar tus pensamientos y reducir la cantidad de tiempo que pasas procesando u obsesionándote con el trabajo?

En primer lugar, puedes ajustar tu forma de pensar.

1. Date permiso para reflexionar

Es saludable analizar tu día e identificar formas en las que puedes mejorar. Todos tenemos el instinto de sentirnos importantes. Queremos hacer un buen trabajo y generar credibilidad. Además, es natural obtener un sentido de identidad a partir de tu trabajo. Por supuesto, tu identidad también se basa en tus roles dentro de tu familia, tus amigos y tu comunidad, pero preocuparte por el trabajo que realizas también es constructivo. Todo esto quiere decir que es natural seguir pensando en el trabajo más allá de los límites de tu jornada laboral.

Controla tus pensamientos permitiéndote pensar en el trabajo fuera del horario laboral. Puede reflexionar durante el trayecto a casa o pensar en un problema mientras pasea al perro. Este proceso de reflexión es positivo y puede resultar útil para avanzar en sus ideas sobre un reto al que se enfrenta.

2. Céntrate en la responsabilidad y pasa a la acción

Otra forma estupenda de ajustar tu forma de pensar es asegurarte de que no te limitas a darle vueltas a un problema, sino que buscas la manera de actuar y mejorar las cosas.

Si solo te dedicas a analizar lo que está mal, lo que no funciona o las cosas que están fuera de tu control, puedes sentirte impotente y deprimido. Pero si cambias tu forma de pensar y te centras en las medidas que puedes tomar, tu bienestar mejorará considerablemente.

Considera el papel que desempeñas en el problema que te preocupa. Si tienes un conflicto con un compañero, ¿de qué manera puedes empatizar con él, acercarte o hablar para resolverlo? Si te sientes abrumado por un proyecto, ¿Cómo puedes desarrollar tus habilidades o encontrar a alguien que te pueda orientar o aconsejar? Si tus esfuerzos fracasan, ¿Cómo puedes mejorar tu enfoque para la próxima vez?

Gestiona tu forma de pensar determinando el papel que desempeñas. Concéntrate en cómo puedes empoderarte para asumir la responsabilidad de mejorar la situación o resolver el problema. Todo ello contribuirá a tu bienestar, ya que te ayudará a recuperar la perspectiva y el control.

Deja de pensar en el trabajo estableciendo límites y rutinas. Fuente: Getty

3. Establece límites

También puedes reducir el exceso de pensamiento estableciendo y protegiendo tus límites. Es difícil dejar de pensar en el trabajo si siempre estás conectado o siempre estás comprobando si hay mensajes.

Haz saber a tus compañeros cómo prefieres que se pongan en contacto contigo. Algunas personas se sienten cómodas con los mensajes de texto, mientras que otras prefieren el correo electrónico, que pueden elegir si revisar o no. Haz saber a los demás cuáles son tus protocolos de comunicación.

Pero también asegúrate de asumir la responsabilidad personal de la frecuencia con la que compruebas los mensajes. Desactiva las notificaciones. Establece límites para ti mismo sobre cuándo vas a mirar tus mensajes. Sé flexible. Si estás en medio de un proyecto importante, es posible que los demás necesiten que seas especialmente receptivo, pero, en general, puedes tomar la iniciativa de decidir cuándo vas a estar disponible.

Gestiona tus pensamientos reduciendo tu exposición a contenidos relacionados con el trabajo, para no caer involuntariamente en un patrón de implicación excesiva o de procesamiento excesivo.

4. Establece rutinas

Otra forma muy eficaz de reducir el tiempo que dedicas a pensar en el trabajo es establecer rutinas que te ayuden a desconectar. Son especialmente eficaces porque le indican al cerebro que está pasando a otra actividad.

Por ejemplo, puede escuchar su música favorita (¡con el volumen alto!) durante el trayecto a casa o parar en el gimnasio para hacer ejercicio de camino a casa. Puedes darte una ducha o cambiarte de ropa nada más llegar a casa. También puedes dedicar tiempo a jugar con tus hijos nada más llegar a casa. Incluso beber un vaso grande de agua puede recordarte que debes desconectar del trabajo y liberarte para centrarte en otras cosas.

Gestiona tus pensamientos creando rutinas que te ayuden a desconectar y te indiquen que es hora de dejar de pensar en el trabajo.

Otra forma de dejar de pensar en el trabajo es cambiar el contenido de tus pensamientos y mantenerte activo.

5. Piensa en otros temas

A veces puede resultar difícil dejar de hacer algo o pensar en algo. Desde el punto de vista neurológico, se nos da mejor sustituir los pensamientos que queremos eliminar por otros en los que podamos centrarnos.

Puedes optar por prestar atención a otros temas. Quizás quieras ampliar tus conocimientos sobre inversión o gestión financiera. O tal vez quieras reflexionar sobre tu estilo de crianza o sobre cómo estás creando las condiciones para una vida familiar positiva. O quizá haya un proyecto comunitario en el que puedas poner tu mente y tu energía.

Gestiona tus pensamientos llenando tu mente con temas ajenos al trabajo que te apasionen, te interesen y te parezcan importantes. Con esta estrategia, ocuparás la capacidad de tu cerebro con nuevos pensamientos y áreas de interés.

6. Mantente activo

Otra forma segura de reducir el tiempo que pasas pensando en el trabajo es mantenerte activo. Dedica tiempo a un pasatiempo que requiera tu atención y energía. Sal a caminar y escucha un audiolibro. Trabaja en tu jardín. Sal a andar en bicicleta. Juega al pickleball.

También puedes dejar de pensar demasiado en el trabajo invirtiendo en tiempo social. Sal a tomar un café con un amigo, haz preguntas, escucha cómo le va y ofrécele su apoyo.

Además, puedes invertir en tu comunidad basándote en las numerosas razones para hacer voluntariado. Dona tu tiempo a una organización local empaquetando cenas para niños que sufren inseguridad alimentaria, llevando comida a personas mayores o llevando a tu perro al aeropuerto para recibir a los veteranos que regresan a casa. Contribuir con tu talento y ayudar a los demás es una forma estupenda de desconectar y ampliar tus perspectivas.

Controla tus pensamientos llenando tu tiempo con actividades, socializando o haciendo voluntariado.

7. Prueba diferentes técnicas

También puedes controlar tus pensamientos con técnicas probadas y eficaces que favorecen la salud mental, el bienestar y la calidad del pensamiento.

Pasa tiempo en la naturaleza. Existen múltiples estudios que demuestran el poder de la naturaleza y sus efectos beneficiosos. Uno de ellos, publicado en People and Nature, revela que pasar tiempo en la naturaleza cambia la percepción del tiempo. Es más probable que fluyas entre pensamientos del pasado, el presente y el futuro, y que reduzcas la probabilidad de obsesionarte con el pasado o preocuparte demasiado por el futuro. También tiendes a percibir que tienes más tiempo cuando pasas tiempo al aire libre.

También puedes practicar la respiración profunda o la meditación. Se ha demostrado que darse un baño frío también reduce el estrés y aclara la mente. También hay pruebas de que pasar tiempo con mascotas puede reducir el estrés. Y si te encanta echarte una siesta los fines de semana, también se ha demostrado que es beneficioso, según una investigación publicada en Sleep Health. De hecho, las siestas pueden mejorar la función cognitiva y el volumen cerebral. Además, dormir la siesta mejora la salud, la felicidad y el rendimiento.

Controla tus pensamientos empleando técnicas que te ayuden a eliminar el estrés y mejorar tu capacidad de concentración.

Cambia tu forma de pensar

Hay un viejo dicho que dice: «Cambia tu forma de pensar, cambia tu vida», y es muy acertado. Dedicar tiempo a pensar en el trabajo y asumir responsabilidades es saludable y empoderador, pero no hay que excederse. Gestiona dónde pones tu enfoque y tu atención, y sin duda mejorarás tu bienestar y tu felicidad.

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