Una década al frente de su propio despacho le ha servido a Mustafá Ortega Molina para convertirse en una voz de referencia en Derecho Penal. Su trayectoria combina litigios de alto perfil con un firme compromiso social que bebe de sus propias vivencias familiares. Desde los juzgados, Ortega Molina defiende la idea de que la técnica jurídica no puede desligarse de la empatía y la defensa de la dignidad humana. Estos valores y su capacidad técnica le sirvieron para alzarse con él Premio a mejor despacho de abogados de España en la categoría de Derecho Internacional. En esta conversación repasamos los grandes momentos de su trayectoria, ahondamos en su visión sobre el mundo actual y los retos de ejercer la abogacía.
Desde sus primeros pasos hasta la creación de M Abogados en 2015, ¿qué hitos y que vivencias personales han marcado su carrera?
Como decía Ortega y Gasset, “yo soy yo y mis circunstancias”, y lo cierto es que mis circunstancias han marcado profundamente no solo mi vida, sino también mi forma de entender y ejercer la profesión. Nací y pasé mis primeros años en unos campamentos de refugiados, en condiciones extremadamente duras, donde el agua y los alimentos eran bienes escasos. A los cuatro años llegué a España, donde fui acogido por la que hoy considero mi familia, y de la que tengo el orgullo de llevar los apellidos.
Crecí en un barrio obrero, de gente trabajadora, pero también en una zona especialmente afectada por la delincuencia y la violencia. Durante mucho tiempo, el entorno parecía ofrecer solo tres salidas: la droga, el delito o la resignación. Como es natural en la adolescencia, el contexto me influenció, y durante un tiempo llegué a pensar que ese era el único horizonte posible.
Todo cambió a los 16 años, en un viaje que marcó un antes y un después en mi vida. Volví a los campamentos donde había vivido de niño y me impactó profundamente. En ese momento me hice una promesa: aspirar siempre a la excelencia, porque solo desde la excelencia se puede construir un camino sólido hacia el éxito.
Desde entonces, he mantenido el firme propósito de ser yo quien influya en mi entorno, y no al revés. Ese principio no solo guía mi vida personal, sino que también está en el ADN de M Abogados, donde trabajamos cada día con esa misma determinación, compromiso y vocación de impacto.
¿Cuáles son para usted los principios básicos para ofrecer un servicio de calidad a sus clientes?
En M Abogados trabajamos bajo tres pilares esenciales que definen nuestra forma de ejercer: la transparencia, porque entendemos que el cliente debe conocer en todo momento el estado de su caso y las estrategias que se están siguiendo; la honestidad, porque por encima de todo hay que ser claros sobre lo que es posible lograr, lo que no lo es, y cómo se va a proceder en cada escenario; y la calidad, porque ofrecemos un servicio jurídico de alto nivel, comprometido con la excelencia.
Nos implicamos al máximo en cada caso, convencidos de que donde otros ven un camino cerrado, nosotros encontramos soluciones. Para nosotros, hacer posible lo que parece imposible no es una excepción, sino parte de nuestra forma de trabajar.
Su despacho es multidisciplinar y presta asesoramiento en España y en Estados Unidos ¿Cómo es el proceso de internacionalización? ¿Qué tipo de asuntos lleva el despacho en aquel país?
Desde M Abogados, y en mi labor como abogado penalista, ofrecemos asesoramiento especializado en tres grandes áreas del Derecho: Penal, Civil y Mercantil, e Internacional.
Contamos con una amplia experiencia en el acompañamiento legal de empresas españolas y europeas que desean invertir en Estados Unidos, así como de compañías estadounidenses interesadas en operar en Europa. Somos miembros de la Cámara de Comercio de España en Miami, lo que nos permite estar al día en materia comercial internacional y ofrecer un apoyo sólido y estratégico a nuestros clientes.
Gestionamos todo el proceso de establecimiento empresarial y tramitación de visados de entrada y residencia en Estados Unidos, actuando como interlocutores únicos durante todo el proceso. Al tratarse de un derecho federal, podemos ofrecer estos servicios en cualquier Estado del país, incluyendo Puerto Rico y Bahamas.
En el ámbito penal internacional, prestamos asistencia a detenidos por Orden de Detención Europea y procesos de extradición, y asumimos la defensa de ciudadanos españoles o de cualquier país de la Unión Europea que estén imputados o encarcelados en cualquier país del mundo. Nuestra vocación es garantizar la protección jurídica de nuestros clientes, estén donde estén.
Desde su perspectiva, ¿cuáles son los principales desafíos de la sociedad y de la abogacía hoy?
Uno de los principales desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad es el respeto real y efectivo de los derechos humanos. Un país sin normas básicas que garanticen la dignidad y la libertad de las personas, está condenado al caos y a la vulneración sistemática de los derechos más fundamentales.
Cuando se ignoran o se pisotean los derechos humanos, la democracia pierde su esencia, dejando de ser un sistema legítimo de convivencia. Por ello, como abogados, y en nuestra condición de garantes del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, asumimos el compromiso de ser defensores activos de los derechos humanos, estén donde estén siendo vulnerados, sin importar quién sea el responsable. Nuestra labor no es solo técnica o jurídica: es, sobre todo, una misión ética. Porque proteger los derechos de las personas es proteger la base misma de cualquier sociedad justa.
Su perfil profesional destaca por su expertise en Derecho Penal ¿qué distingue el trabajo de un penalista internacional y cómo logra mantener ese nivel de excelencia?
Lo que nos distingue de otros despachos es nuestra forma de mirar los problemas. Donde algunos ven límites, nosotros identificamos oportunidades; donde otros creen que todo está perdido, nosotros encontramos un camino.
En M Abogados, nos implicamos más allá de lo esperado. Vamos siempre un paso más allá en la defensa de los derechos e intereses de nuestros clientes, y esa determinación se traduce en resultados: logramos los objetivos que nos proponemos en cada caso, porque creemos en el trabajo riguroso, en la estrategia y en no rendirse nunca ante las dificultades.
¿Recuerda algún asunto que le haya hecho replantearse su visión de la profesión?
No, mi visión no ha cambiado con el tiempo. Desde el primer día he tenido claro cuál era mi propósito: aspirar a la excelencia en todo lo que hago. Porque solo desde la excelencia se puede ofrecer un servicio realmente transformador.
